La Escuela del Sur es una serie de columnas escritas por Juan Pablo Cappello, co-fundador de PAG.law, como parte de nuestra alianza para promover emprendedores Latinoamericanos.


Cómo evitar los errores más comunes de los fundadores latinoamericanos

El emprendedor debería centrar sus esfuerzos en atraer un agente local, específicamente un fondo capaz de establecer credibilidad mediante un diálogo independiente con inversionistas internacionales.

En la década de 1930, el artista y filósofo uruguayo Joaquín Torres-García tomó un mapa del mundo, lo puso de cabeza y colocó a Latinoamérica en el centro del mundo. Al hacerlo, creó el movimiento “Escuela del Sur”, con el lema “Nuestro norte es el Sur”.

Joaquín Torres-García comprendió que Latinoamérica no podía seguir buscando inspiración e ideas en el “norte”. Estaba desafiando a los latinoamericanos a pensar que se encontraban en el centro de un ecosistema dinámico, efervescente y lleno de grandes ideas, sin tener que depender de las normas norteamericanas.

En el ecosistema de tecnología en Latinoamérica y en Colombia en particular, deberíamos inspirarnos en Joaquín Torres-García. Tenemos que darnos cuenta de que contamos con grandes empresas y grandes inversionistas. Somos capaces de construir un ecosistema tecnológico autosuficiente que pueda abordar los problemas que enfrentan las personas en el país y a lo largo de América Latina.

“Piensa globalmente, actúa localmente”

Para los empresarios tecnológicos latinos, la verdad más difícil de aceptar es la siguiente: “No existe ni una persona en Silicon Valley cuya única responsabilidad laboral sea encontrar grandes oportunidades de inversión en Latinoamérica”.

Este hecho me recuerda a un famoso cuento corto del escritor Stephen Crane: “Un hombre le dijo al universo: «Señor, ¡yo existo!». Sin embargo, el universo respondió, «este hecho no crea en mí ningún sentido de obligación»”.

Es como si los emprendedores latinos siguieran yendo a Silicon Valley, golpeando puertas y diciendo “Señor, ¡yo existo!”; la respuesta, en la mayoría de los casos de inversionistas de capital de riesgo sería en ese sentido: “Felicitaciones por existir. Ese hecho no me produce ningún sentido de obligación”.

“Felicitaciones por existir. Ese hecho no me produce ningún sentido de obligación”.

Por supuesto, hay algunas personas y fondos disponibles para hacer inversión en negocios que han funcionado en Latinoamérica y que están listos para expandirse. Sin embargo, se trata de una pequeña minoría de posibles inversionistas internacionales. El dilema para los empresarios latinoamericanos es entender cómo dirigirse a estos pocos inversionistas internacionales de mente abierta en Silicon Valley, Nueva York y otros lugares.

El lado positivo es que existe una estrategia comprobada a efectos de atraer inversionistas internacionales a las empresas de tecnología con sede en Latinoamérica, que no implica tener que volar a Silicon Valley. Mi consejo es el siguiente: “Piensa globalmente, actúa localmente”.

Antes de pensar en asegurar a un inversionista internacional, la mayoría de los empresarios necesitan encontrar primero un fondo o un inversionista local. Este inversionista local también debería tener credibilidad entre los inversores de Silicon Valley.

Inversionistas locales

La buena noticia es que nunca antes han habido tantos inversionistas locales de calidad para el caso colombiano. Actualmente existe toda una nueva generación de fondos de capital de riesgo, que están remodelando el ecosistema tecnológico tales como Axon, Velum Ventures, NXTP, Nazca/Mountain, y 500 Startups. Fondos como Magma Partners , Inverlink e InQlab también han estado apoyando las inversiones en sus etapas iniciales. Por lo general, estos fondos de capital de riesgo tienen menos de $50M para invertir, se concentran en un país o una industria específica y emiten cheques de entre $250K y $1M.

De igual forma, el gobierno colombiano se ha interesado en apoyar el ecosistema por medio de la creación de distintas instituciones diseñadas exclusivamente en promover la innovación, el emprendimiento y la productividad en el país, como Innpulsa, Ruta N y Apps.co.

El objetivo para la mayoría de los emprendedores debería ser precisamente vincularse y conectarse tanto con los fondos locales, así como apoyarse en la asistencia que ofrece el gobierno y que se encuentra a la mano del emprendedor colombiano por medio de las instituciones aludidas anteriormente. De forma particular, el emprendedor debería enfocarse en trabajar con un fondo que pueda liderar su ronda de financiación de capital semilla o la ronda de Serie A de su empresa. Cuando la misma esté lista para la siguiente ronda de financiación (Serie B), este fondo podrá convertirse en el abanderado de la compañía, en el marco de potenciales conversaciones con inversionistas internacionales.

El objetivo para la mayoría de los emprendedores debería ser precisamente vincularse y conectarse tanto con los fondos locales, así como apoyarse en la asistencia que ofrece el gobierno y que se encuentra a la mano del emprendedor colombiano por medio de las instituciones aludidas anteriormente.

De igual forma, las instituciones gubernamentales se convierten en defensores de las empresas locales al crear espacios de acceso a dichos inversionistas internacionales, generando canales de comunicación que de otra manera serian muy difíciles de establecer y que de forma subsecuente pueden derivar en posibles oportunidades de inversión.

La mejor manera de crear interés en una empresa tecnológica latinoamericana es que un administrador de fondos latinoamericano o un agente institucional se acerque a un inversionista internacional y le diga: “Invertimos en esta excelente empresa el año pasado. Gran fundador, gran tecnología y actualmente en expansión. Vamos a seguir invirtiendo en la empresa. Así que les traemos esta oportunidad. ¿Estarían interesados en liderar la próxima ronda de la compañía, con nosotros como co-inversores?”

Lo que hace que esta presentación sea tan convincente es que no es el emprendedor quien directamente se esfuerza en generar credibilidad. Hay un inversionista real, que ha puesto dinero en la empresa, ha observado su progreso y ahora está promocionando su potencial de inversión.


En su próximo artículo, Juan Pablo hablará sobre otro error común que emprendedores Latinoamericanos cometen.

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