Tras 20 años de recorrer más de 3 millones de kilómetros para explorar el ecosistema tecnológico de Latinoamérica, he sido testigo de los altibajos, las promesas y los sueños de nuestro TecnoLatino que así permanecen aun hoy. El primer trimestre de 2019 ha generado un optimismo renovado, fuera de la escena tecnológica latinoamericana desde 1999.

La razón de la ola actual de artículos positivos que anuncian el crecimiento del TecnoLatino, es simple. SoftBank anunció recientemente que lanzará un fondo de 5,000 millones de dólares dedicado a Latinoamérica alimentado de inmediato con 2,000 millones de dólares de su propio capital. Esto ultimo evidencia compromiso y no palabras vacuas. 

Masayoshi Son, presidente y director ejecutivo de SoftBank Group explico el por qué: “Latinoamérica está a punto de convertirse en una de las regiones económicas más importantes del mundo y anticipamos un crecimiento considerable en las próximas décadas.” Este fondo parece ser una creación de un emprendedor local: Marcelo Claure, el increíble visionario y emprendedor boliviano.

La visión de 100 mil millones de dólares de SoftBank lo convierte en el administrador de fondos de inversión más grande del mundo. Si bien SoftBank es un inversor tecnológico importante, el vehículo se define técnicamente como un fondo de capital privado. Como perspectiva cabe recordar que, en 2016, toda la industria de capital de riesgo de EE. UU. invirtió 75 300 millones de dólares, según la Asociación Estadounidense de Capital de Riesgo (National Venture Capital Association).

El fondo de SoftBank dedicado a Latinoamérica sería veinte veces superior al siguiente mayor fondo de riesgo que opera en la región, lo que lo convierte en un punto de inflexión para Latinoamérica. Antes de emocionarse, es importante analizar la forma estratégica en que SoftBank implementará esos 5 mil millones de dólares. 

Si SoftBank se centrara en inversiones de 1 millón de dólares en promedio, tendría que hacer 5000 inversiones para asignar los 5000 millones de dólares. Si el tamaño del cheque es de 10 millones de dólares, SoftBank tendría que hacer 500 inversiones para asignar los 5000 millones de dólares. La única manera de hacer 500 inversiones en tres años sería el equivalente a invertir “a troche y moche”, es decir, hacer muchas inversiones con escasa debida diligencia y esperar lo mejor. Ningún administrador de fondos va a invertir cheques de 10 millones de dólares en esta forma.

Desde una perspectiva de capacidad, Softbank tendrá que centrarse en las empresas en las que pueda invertir al menos 50 millones de dólares y, lo que es más probable, más de 100 millones de dólares por inversión. Los cheques de este tamaño realmente solo añadirán valor a las más grandes empresas tecnológicas activas en el mercado en este momento.

En Latinoamérica, nunca ha faltado capital para los líderes del mercado que pueden justificar grandes valoraciones. Empresas exitosas como MercadoLibre, Open English, Globant y 99 Taxis no tuvieron ningún problema en recaudar millones de dólares de fondos internacionales.

La llegada de SoftBank a Latinoamérica puede hacer que la próxima generación de empresas latinas, líderes en tecnología, sea aún más valiosa. Sin embargo, creo que no cambiará la dura realidad que enfrenta el 99,9 % de los empresarios en Latinoamérica.

Error N.o3: “El Valle de la Muerte”

Además del desierto de Atacama, en Chile, Latinoamérica no tiene muchos desiertos. Pero, como cualquier emprendedor que intenta construir y expandir un negocio en Latinoamérica podría decirle, el mayor desafío que enfrenta es el déficit de fondos en la ronda de Serie A (también conocido como “El valle de la muerte”).

Para los empresarios latinoamericanos esforzandose para recaudar entre 1 y 3 millones de dólares en capital de crecimiento, esto puede ser  algo como tratar de encontrar agua en el lugar más seco de la tierra (atacama y su desierto). Existen muy pocos fondos o fuentes de capital disponibles para los empresarios de la región, fuera de Brasil y México.

Desde 2010, la recaudación de una ronda inicial de capital semilla de entre 250 000 y 750 000 dólares en Latinoamérica se ha simplificado, dada la cantidad de pequeños fondos de capital de riesgo que han surgido en casi todos los países de la región. Por lo general, estos fondos tienen entre 5 y 20 millones de dólares para invertir y tienden a hacer inversiones de entre 150 000 y 500 000 dólares.

Para los empresarios latinoamericanos esforzandose para recaudar entre 1 y 3 millones de dólares en capital de crecimiento, esto puede ser  algo como tratar de encontrar agua en el lugar más seco de la tierra (atacama y su desierto).

También hay millones de dólares en financiamiento para la ronda de Serie B disponibles para cualquier empresario latino cuya empresa pueda justificar una valuación superior a 30 millones de dólares. A medida que los mayores fondos de riesgo del mundo han crecido, esos mega fondos están persiguiendo unos pocos negocios que ofrecen boletos por encima de los 10 millones de dólares.

En resumen, el capital inicial es alcanzable y también se puede llegar a una ronda de Serie B. Pero, pueden los empresarios pasar de la ronda de capital semilla a la ronda de Serie B? Este proceso requerirá atravesar “el valle de la muerte.”

Para iniciar un negocio, todos los fundadores deben entender qué tipo de métricas se espera de parte de su empresa presente para resultar creíbles frente a los inversores de la ronda de Serie A.

Hace cinco años, para obtener financiamiento, las empresas –en general–necesitaban mostrar ingresos mensuales recurrentes por 100 mil dólares. A los capitales de riesgo de la ronda de Serie A no les importará cuántos “me gusta” reciba su empresa, o qué tanta onda tenga la presentación comercial; se espera que la conversación trate sobre sus ingresos totales, sus métricas, su tracción y lo que ha aprendido acerca de su cliente.

Actualmente, los inversores de capital de riesgo que buscan empresas en Latinoamérica esperan ver ingresos mensuales recurrentes por alrededor de 200 mil dólares antes de estar dispuestos a proporcionar financiamiento de Serie A. ¿Por qué? Muchas empresas tecnológicas en Latinoamérica se atascan en ingresos de entre 30 y 80 mil dólares al mes y no pueden crecer más.

Un gran temor para los capitales de riesgo es invertir en una empresa decente que se estanque y se convierta en un “zombi”. Un zombi tecnológico es una empresa emergente que experimentó un buen comienzo,  recaudó una cantidad respetable de dinero, pero nunca despegó y cinco años después sigue operando, pero no va a ninguna parte.

Los pocos inversores dispuestos a participar en las rondas de Serie A están abrumados por el flujo de ofertas. Esos inversores pueden darse el lujo de ser más selectivos y sus expectativas se han incrementado.

Un gran temor para los capitales de riesgo es invertir en una empresa decente que se estanque y se convierta en un “zombi”.

El típico empresario latinoamericano ignora la realidad del mercado. Después de obtener capital semilla, después de 9 meses quedan estáticos y atrapados en “El valle de la muerte”, sin perspectivas de obtener financiación en la ronda de Serie A. Para evitar esta trampa, los empresarios latinos deben ser realistas y aceptar las realidades del mercado.

Todo emprendedor latino debe preguntarse: “¿Tengo un plan realista con este capital semilla que estoy recaudando ahora para i) lograr ingresos mensuales recurrentes por más de 100 mil dólares, para poder recaudar capital en la ronda de Serie A, o para lograr que la empresa alcance el punto de equilibrio para no tener que recaudar más dinero?”

Si no ve un camino claro hacia una de estas opciones, no recaude el dinero. Las probabilidades de quedarse en “El valle de la muerte” son, simplemente, demasiado altas.

Hasta que SoftBank o algún otro administrador de fondos pueda resolver la brecha de financiamiento de la ronda de Serie A, la mayoría de nuestras empresas se tendrán que enfrentar a “El valle de la muerte”. No debemos olvidar que el desierto de Atacama, en Chile, no es solo seco, es el desierto más seco del mundo.


En su próxima columna, Juan Pablo explica por qué la mayoría de los negocios facilitados por la tecnología en América Latina se han asegurado el fracaso antes de lanzar.

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